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Como parte de las actividades en Guadalajara Capital Mundial del Libro, la semana pasada el escritor brasileño Marçal Aquino realizó una serie de actividades en la perla tapatía, acompañado en la mayoría por el novelista mexicano Xavier Velasco.

El jueves 23, en un diálogo rico en experiencias y puntos de vista celebrado en el Museo del Periodismo y las Artes Gráficas ambos creadores dialogaron acerca de la literatura y el reto que implica la adaptación de estas historias en guiones para la televisión o el cine.
 
En la conferencia magistral denominada Cuando un libro se va al cine: qué cambia de la pequeña a la gran pantalla, Aquino, también guionista y periodista, refirió que la primera diferencia entre escribir libros y guiones es que “cuando escribo libros, escribo para mí, mi primer lector soy yo (…), en este momento no estoy pensando en publicar, estoy pensando en intentar contar una historia.
 
“Escribir, para quien lo sabe, es una actividad muy difícil, porque existe una distancia entre la mente y la hoja en blanco (…) A veces algo que pensaste, que te pareció brillante, genial, cuando lo pones en el papel parece una cosa común, una cosa sin gran futuro”, dijo y añadió que en la literatura se necesita de la imaginación debido a que el único recurso con el que se cuenta son las palabras, mientras que el cine precisa la atención de la audiencia.
  
Más adelante compartió que la literatura siempre tuvo un poder transformador en su vida y destacó que la creación de una película requiere la colaboración de más personas y negociación constante, mientras que un libro, es preferible escribirlo solo.
 
“Creo que hay una ilusión de cada lector, cuando va al cine, de encontrar exactamente los personajes, las situaciones que tanto lo apasionaron en un libro. Esto es imposible señores”, dijo.
 
Aquino añadió que en el lenguaje audiovisual el escritor pierde el control de los personajes y las situaciones, al contrario de una novela; un guion puede contar con varias versiones hasta que se logre un clic con la visión del director.

Para escribir es necesario salir a las calles y escuchar a las personas


La noche previa, el miércoles 22, en la Cámara de Comercio de Guadalajara, los dos invitados ofrecieron una charla, donde Velasco hizo referencia a Violetta, la protagonista de su novela Diablo Guardián, mientras que Aquino refirió su trabajo en el periodismo y la cercanía que le brindó con la realidad, pues, refirió, en su obra narrativa se han permeado los acontecimientos sociales.

Cuando se trata de escribir, el brasileño cree que no hay nada peor que redactar algo en lo que no crees —habiendo tanta verdad en la literatura— dado que leerlo, es una pérdida de tiempo.

Xavier Velasco dijo por su parte que escribir es una fechoría, un juego, una jugarreta, porque se trata de convencer.

La literatura, añadió, “tiene que ser más tangible que la realidad misma”, dado que escribir una novela es escribir una gran mentira y el miedo más grande de un autor es que no le crean.

“El estilo es tu limitación, uno escribe como lo hace porque es lo que puede hacer. Si pudiera escribir de otra manera, mejor, lo haría”, dijo Aquino. Por su parte Velasco coincidió y agregó: “escribo tratando de hacer el mejor ridículo posible”.
 
El viernes por la tarde, ambos escritores participaron en una de las sesiones del taller de novela que imparte el autor tapatío Antonio Ortuño, y que forma parte del programa de creación literaria lanzado en el contexto de la capitalidad con el objetivo contribuir a la profesionalización del talento local en géneros literarios como cuento y narrativas breves, literatura infantil, ensayo, novela, novela gráfica y de humor, poesía y periodismo narrativo e investigación en tiempos de violencia.
 
Una de las preguntas hechas al brasileño fue sobre los cuadernos de apuntes, que el autor considera indispensable, por lo que dijo que sus cuadernos se convierten en una especie de diarios, con anotaciones que van de sus fuentes de inspiración: las calles, conversaciones ajenas, canciones, o películas, a reflexiones personales que el escritor no tiene ningún interés en dar a conocer, por lo que cada que termina un cuaderno lo destruye.
 
Aquino añadió que cada persona escribe a su manera, comentó que para escribir diálogos, es necesario salir a las calles y escuchar a las personas, “si no, acabarás con una serie de personajes que hablan como tú (…) Necesitan oír al otro.”
 
Finalmente, dentro de sus actividades en estas jornadas, ambos escritores visitaron las escuelas secundarias #69 –en Jardines de la Cruz– y #8 –en la antigua penal de Oblatos– donde charlaron y convivieron con estudiantes familiarizados con algunas de sus obras.

Aquino, compartió que desde pequeño desarrolló el hábito de la lectura tal vez, dijo, porque su padre fue un gran contador de historias.

“La lectura es una cosa que cambia la cabeza de las personas, y gracias a eso, las personas cambian el mundo”, aseguró el autor.

En la secundaria #8, los autores presenciaron una puesta en escena de las y los alumnos, quienes representaron un pasaje de la novela La edad de la punzada, de Xavier Velasco.



 

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